Por: Amanda Cortés Salcedo, Fernando Gonzáles y María Helena Niño. Investigadores del IDEP
En el año 2022, el IDEP (Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico) y el Centro Nacional de Memoria Histórica, adelantaron una investigación sobre las experiencias pedagógicas en memoria histórica relacionadas con el conflicto armado colombiano.
Su base se enfocó en las prácticas llevadas a cabo en instituciones educativas del Distrito Capital y algunas otras que sirvieron como base para este estudio.
“Identificamos dos grandes campos del conocimiento en la construcción de la memoria histórica en la escuela: la Pedagogía de la Memoria y la Enseñanza de la Historia Reciente”.
En este sentido, se analizaron las motivaciones de los docentes y estudiantes para impulsar estas propuestas; las metodologías utilizadas en términos de formas de aprendizaje y enseñanza; los recursos didácticos, simbólicos o documentales utilizados; los impactos de las prácticas educativas en los sujetos, grupos, cursos y contextos escolares; así como las sistematizaciones o reseñas realizadas por parte de quienes las impulsaron. El objetivo fue establecer cómo estas experiencias fueron interpretadas, desde qué marcos de referencia, enfoques y qué resultados o conclusiones se obtuvieron a partir de los estudios realizados.
En este artículo, compartiremos algunos de los hallazgos identificados, que se centran en dos campos de conocimiento.
Pedagogía de la Memoria y Enseñanza de la Historia Reciente
En nuestra investigación, identificamos dos grandes campos del conocimiento en la construcción de la memoria histórica en la escuela: el primero es la Pedagogía de la Memoria, y el segundo la Enseñanza de la Historia Reciente.
Ambos encargados principalmente del conocimiento sobre los acontecimientos del conflicto armado, sus causas, consecuencias y las razones que permiten comprender una época.
Mientras que la historia reciente se enfoca en hechos del pasado o del pasado reciente y estudia fenómenos sociales en curso, la memoria histórica se ocupa de los relatos de las víctimas y victimarios en un escenario violento, de las acciones de conmemoración de los hechos victimizantes y de la producción de conocimiento sobre los mismos.
Estos campos cuentan con dispositivos pedagógicos propios, y es en ellos donde encontramos similitudes y diferencias entre ambos enfoques.
Se puede decir que existe un componente crítico que une a la Pedagogía de la Memoria y a la Enseñanza de la Historia Reciente, pues las prácticas que se desarrollan en sus procesos pedagógicos contienen una intención relativa a la conciencia política, entendida como una lectura problematizadora del conflicto colombiano, el cual está atravesado por intereses y ejercicios de poder.
“Las pedagogías de la memoria buscan tocar la emocionalidad de los estudiantes y docentes… la enseñanza de la historia reciente se basa en una dimensión intelectual y explicativa”
Además, los estudios resaltan la importancia de una valoración responsable de la sociedad civil y el papel de la escuela en la comprensión profunda de las acciones y comportamientos de los actores y los sucesos ocurridos en el conflicto armado. De esta manera, el hecho emblemático de la memoria no se trata simplemente de un contenido, sino que su estudio también considera los impactos en aquellos que se acercan a él.
La labor formativa de la Pedagogía de la Memoria y de la Enseñanza de la Historia Reciente tiene matices diferentes en cuanto a sus enfoques de estudio. La primera se centra en las percepciones de los sujetos, como las emociones, sentimientos y efectos traumáticos de las víctimas. En cambio, la segunda se enfoca en el análisis de las categorías de formación política y las tendencias interpretativas del pasado reciente.
El dispositivo pedagógico utilizado en estos dos campos es diferente, ya que las pedagogías de la memoria buscan tocar la emocionalidad de los estudiantes y docentes, convirtiendo el aprendizaje en una experiencia que se evidencia y, en cierta medida, se experimenta. A partir de esta experiencia sensorial, se generan apreciaciones sobre la vida, conceptos éticos o políticos, y análisis históricos que involucran a los individuos.
Por otro lado, la enseñanza de la historia reciente se basa en una dimensión intelectual y explicativa. Busca precisar al máximo las fuentes, referentes, documentos y objetos de estudio.
“En la Pedagogía de la Memoria, el relato y la narrativa tienen mayor presencia, mientras que, en la Enseñanza de la Historia Reciente, los textos propios de la disciplina y los enfoques teóricos permiten plantear hipótesis y argumentos”
Esta investigación sugiere que las pedagogías de la memoria histórica se asemejan más a lo que denominamos experiencias pedagógicas, ya que se acercan más a las vivencias que se generan en el conflicto, en los sentimientos y dramas humanos. En cambio, la enseñanza de la historia reciente tiende a basarse más en un ámbito disciplinario, categorial y analítico.
Esta constatación lleva a que lo simbólico y la expresión tengan más protagonismo en las pedagogías de la memoria, mientras que el discurso se enfatiza en la enseñanza de la historia reciente.
Sin embargo, aquí entra en juego la procedencia de los conocimientos, ya que, en las primeras, la didáctica se compone de piezas estéticas y recursos hallados en la cultura popular o en la percepción de las subjetividades. En cambio, la enseñanza de la historia reciente proviene de corrientes epistemológicas que debaten con tendencias clásicas de la historia y tienen como objetivo dar cuenta de este fenómeno.
Una diferencia significativa radica en el lenguaje que media los acontecimientos y los conocimientos. En la Pedagogía de la Memoria, el relato y la narrativa tienen mayor presencia, mientras que en la Enseñanza de la Historia Reciente, los textos propios de la disciplina y los enfoques teóricos permiten plantear hipótesis y argumentos.
“Las prácticas, tanto en pedagogías de la memoria como en enseñanza de la historia reciente, aún se sostienen en la definición de temas y de medios, lo que implica que las experiencias son más bien registros o caracterizaciones que sustentan determinadas hipótesis”.
Sin embargo, en la metasíntesis que se aborda, un rasgo particular que se confirma al revisar la bibliografía consultada es que existe una distancia significativa entre los planteamientos de los autores o expositores y las prácticas escolares. Específicamente, su centro de reflexión sigue siendo la propia disertación conceptual del autor que estudia la pedagogía, la cual es rica en conocimiento, pero no es estrictamente necesaria la descripción detallada de las experiencias para la elaboración de sus trabajos académicos.
¿Qué consecuencias tiene este último punto? Podríamos decirlo de la siguiente manera: los estudios sobre las prácticas, tanto en pedagogías de la memoria como en enseñanza de la historia reciente, aún se sostienen en la definición de temas y de medios, lo que implica que las experiencias son más bien registros o caracterizaciones que sustentan determinadas hipótesis.
No se hallan con claridad estudios analíticos sistematizados sobre las fisonomías de la práctica, las descripciones al respecto son difusas, académicamente son escasos los trabajos que abordan desde adentro las experiencias. En un recorrido general difícilmente se precisa qué ocurre, cómo ocurre, los efectos y trayectorias de los acontecimientos pedagógicos.