Por: Tadiana Guadalupe Escorcia Romero:. Magíster en estudios en infancias. Especialista en orientación educativa y desarrollo humano. Licenciada en psicología y pedagogía. Normalista. Docente de la IED José Asunción Silva y de la Universidad El Bosque. Correo: tescorcia@educacionbogota.edu.co
Jhobana Omaira Villamil Balaguera.. Magíster en Desarrollo Educativo y Social. Licenciada en Educación Preescolar. Docente de la IED José Asunción Silva. Correo: jobisvillaba@gmail.com
Flor Elisa Ropero Palacios.. Magíster en Comunicación Educativa. Licenciada en Educación Preescolar. Docente de la IED José Asunción Silva. Correo: ferpjuan40@gmail.com
“Kompa”, en lengua muisca, es una invitación a ser amigo. Este concepto resulta contradictorio cuando hay familias que han vivido el destierro de múltiples maneras, abandonando sus lugares de origen. Cargando violencias físicas, psicológicas y sociales, así como desplazamientos que les llevan a las ciudades y a instituciones educativas donde se les ofrece la oportunidad de hacer realidad su derecho a la educación. Reunir en un mismo espacio a infancias rurales, indígenas, afrocolombianas, migrantes y desplazadas urbanas puede implicar dos caminos.
Uno, estrellarse con una dinámica homogénea a la cual deben adaptarse, olvidando lo que son desde su cultura e historia de vida; o dos, hallar un escenario ;donde sus saberes culturales, ancestrales, historias, lenguas y dialectos pueden dialogar desde un mismo lugar con los conocimientos de la escuela y los desarrollos propios de la primera infancia. El segundo es la apuesta de esta experiencia que se desarrolla en la IED José Asunción Silva (JAS), con primera infancia.
En ese sentido, la recuperación de los saberes ancestrales de las familias se ha dado en los “Guagüitas” (grado jardín), y “Guámbitos” (grado transición), para que reconozcan quiénes son y afiancen su identidad cultural, evidenciando cómo cada saber puede ser útil en la escuela, pero además siendo conscientes de la riqueza de la diversidad cultural de sus compañeros.
Las familias comparten sus saberes como sabedores, o con aventuras entre parentela, en las que, mediante una bitácora de viaje recuperan su historia de vida. En consecuencia, la transformación pedagógica ha dado paso para que los ambientes sean armonizados con iconografía, materiales, juegos y didácticas que se inspiran en saberes gastronómicos, tejido, artesanías y expresión cultural, así como en el folclor y en los juegos ancestrales, todo soportado en la oralitura.
En correspondencia con ello, se han consolidado otros escenarios que reivindican, por ejemplo la maloca, llamada por los infantes “casita de la paz”, pues allí comparten saberes, dialogan, hacen círculos de la palabra y buscan maneras de resolver los conflictos.
Las huertas son otro espacio que los acerca al cuidado, la conservación y consolidación de saberes ancestrales relacionados con la madre tierra, potenciando distintos desarrollos. Además, existe una canasta intercultural en la que materiales propios que evocan las características de las comunidades étnicas, ;permiten que los Guámbitos y Guagüitas conozcan el significado y valor que encierran aspectos como el color de piel, los atuendos, las maneras de preparar los alimentos, los elementos para jugar, el saber contenido en arrullos, cuentos, alabaos, entre otros.
Así se entreteje un camino frente a la construcción de paz, que motiva a niños y niñas a encontrar vías para resolver el conflicto, con alternativas sustentadas en el ;juego, en el canto o arrullo a un amigo, en saludar en lenguas distintas junto con un apretón de manos o abrazo, en regalar un dulce cuando todo va mal o se ha hecho daño, en escribir un acuerdo, o en acudir al dibujo como un gesto que implica reconocer, perdonar, sanar y restaurar.
Las huertas son otro espacio que los acerca al cuidado, la conservación y consolidación de saberes ancestrales relacionados con la madre tierra, potenciando distintos desarrollos.
Por ello, desde los primeros años es fundamental recuperar la propia historia para arraigar una memoria cultural que es necesaria, para consolidar maneras más justas y solidarias del buen vivir. Y, como lo han aprendido los niños y niñas del JAS, la escuela se convierte en un territorio de paz, evocando al saludo muisca “cho-choa”: al abrazarnos con el pensamiento y con el corazón, comprendiendo que en lugar de competir por quién sabe más, puede más o hace más, hay que ser Kompita, valorando la diversidad y la pluriversidad hacia un territorio común.
Enlaces
-Página web: https://saviabuenvivirjas.wixsite.com/saviajas
-Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=DA9NEUdw_fA