La potencia de la investigación educativa innovadora para proyectos emancipatorios latinoamericanos y caribeños

Pablo Vommaro Ana Luna González

Por: Pablo Vommaro. Secretario Académico CLACSO. Posdoctor en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Universidad Católica de Sao Paulo, Universidad de Manizales, CINDE, Universidad Nacional de Lanús. 
Ana Luna González. Profesora en Ciencias de la Educación UNLP – Argentina. 
Columnistas invitados * 



En América Latina y el Caribe, la investigación es un pilar fundamental en el desarrollo de los sistemas educativos. A lo largo de la historia reciente, encontramos experiencias en las que la producción de conocimiento en educación ha incidido en la formulación e implementación de políticas públicas que buscan superar las desigualdades educativas en pos de la mejora de la calidad y del despliegue de procesos pedagógicos innovadores. En este sentido, la investigación no es algo ajeno a la política educativa, sino que es estratégica para transformar los sistemas educativos a nivel local, nacional y regional.

Impulsar la investigación y la innovación constituye una apuesta profundamente política. Es por eso que consideramos que es fructífero promover la investigación local, al mismo tiempo que es limitante replicar modelos exitosos creados para otros territorios. En esta línea, las maestras y los maestros son actores fundamentales. La investigación debe reconocer y nutrirse de las prácticas pedagógicas locales, a la vez que es necesario que desde la gestión científica se legitimen estos aportes. Debe ser una investigación crítica y libre, que abra caminos y genere interrogantes.

La diversidad y las desigualdades que caracterizan a Latinoamérica y el Caribe son dimensiones determinantes que deben ser considerados en cualquier proceso de investigación. Las políticas educativas impulsadas desde organismos internacionales, como el FMI o el Banco Mundial, desconocen profundamente la diversidad de las escuelas latinoamericanas y caribeñas. Un claro ejemplo son los rankings y pruebas que proponen, que poco nos permiten aprender y evaluar sobre la realidad educativa. Por el contrario, sólo nos muestran quién está dentro o fuera de la calidad definida de manera no situada, reproduciendo paradigmas gestados en el norte.

En esta línea, la innovación pedagógica en América Latina y el Caribe no siempre toma la forma que los modelos del norte global predicen. En muchos casos, la verdadera innovación se da en el día a día de las aulas, donde las y los docentes innovan, ajustan y adaptan sus prácticas en pos de garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad, democrática y participativa. Ese saber es indispensable retomarlo, sistematizarlo y jerarquizarlo.

Es por ello, que la investigación educativa tiene el desafío de generar conocimiento situado y crítico, que tenga en cuenta las particularidades de cada lugar, especialmente en términos de interculturalidad como también considerando las múltiples desigualdades que atraviesan a los sujetos que habitan nuestras escuelas. La investigación debe ser un proceso territorializado, que permita conocer las realidades de los estudiantes y docentes y, a partir de allí, contribuir a la construcción de políticas públicas que verdaderamente respondan a nuestras necesidades y anhelos.

En América Latina y el Caribe, hemos aprendido que las políticas públicas más efectivas surgen cuando las experiencias de base, las prácticas pedagógicas innovadoras y la reflexión crítica se convierten en parte del proceso de toma de decisiones. La investigación educativa debe ser entendida como un motor de cambio social que no sólo genera conocimiento, sino que también incide directamente en las políticas que buscan mejorar las condiciones educativas.

Desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) trabajamos en esta dirección, impulsando iniciativas para promover el intercambio entre diversos actores de la sociedad. Es el caso de la Plataforma para el Diálogo Social sobre Educación en la que participan diversos actores, ya sean del ámbito académico, de movimientos sociales, profesionales de la educación y decisores de políticas públicas. Nuestro propósito es fomentar la producción de conocimiento local y promover la formación de profesionales y activistas con una fuerte responsabilidad social hacia sus comunidades, que puedan dar respuesta a las preocupaciones de la ciudadanía.

La propuesta es que la investigación educativa innovadora sea considerada no sólo como un fin en sí misma, sino como una herramienta para generar cambios concretos. Solo a través del diálogo con las comunidades, el intercambio de saberes entre los actores del sistema educativo y la construcción colectiva de prácticas pedagógicas innovadoras, la investigación se convierte en una herramienta poderosa, capaz de colaborar en el proceso de emancipación de nuestras sociedades.

*Las opiniones de los artículos son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen la política del IDEP.

 

Bibliografía

Guelman, Anahí, Cabaluz, Fabián y Salazar, Mónica. (Coords.) (2018). Educación popular y pedagogías críticas en América Latina y el Caribe: Corrientes emancipatorias para la educación pública del siglo XXI. CLACSO. https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/bitstream/CLACSO/15236/1/Educacion_popular.pdf

Jara Holliday, Oscar. (2018). La educación popular latinoamericana: Historia y claves éticas, políticas y pedagógicas. Centro de Estudios y Publicaciones Alforja.

 

 

Última modificación
28 Mayo, 2025
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